jueves, 25 de julio de 2013

Crónica: El "talón de aquiles" de los mega-eventos en Río de Janeiro

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Óptica Socialista
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Viviane Da Silva, cajera de supermercado, demora todos los días cuatro horas para llegar a su casa y tiene que levantarse a las dos y media de la madrugada para llegar a su trabajo a las seis y media de la mañana.

Desencadenadas por el aumento del transporte público, en los últimos meses se han vivido una serie de protestas en todo Brasil.
En Río de Janeiro los ciudadanos se tomaron las calles para manifestar su descontento generalizado frente a políticas públicas, encabezadas por el gobierno regional de Río de Janeiro y la Alcaldía, por un modelo de ciudad estructural y económicamente adaptado para la realización de mega-eventos como la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ). A raíz de esto, los ciudadanos alegan que los empresarios se están llevando los beneficios y que son ellos los que están pagando los costos.
El pasado 23 de julio, cuando las líneas 1 y 2 del metro, perteneciente la concesionaria MetroRio, quedaron paralizadas durante al menos dos horas, cientos de trabajadores no pudieron volver a sus hogares y miles de jóvenes no llegaron a la misa de inauguración de la JMJ, en Copacabana. Por ello, que el equipo de colaboradores de teleSUR en Río de Janeiro salió a las calles para conversar con la ciudadanía y saber sus opiniones frente a los problemas que han generado los mega-eventos en la ciudad.
Es así, que llegamos a la Central de Brasil punto estratégico donde convergen diversos medios de transporte (metro, tren y buses) y desde el cual las personas se dirigen a distintos puntos de la ciudad. Los testimonios apuntaban a los mismos problemas: mala calidad, altos costos y además, poca frecuencia de los servicios.
Los ciudadanos le expresaron a teleSUR su descontento frente a la medida que tomó la concesionaria de trenes, Supervia, de ampliar los horarios del servicio en la Jornada Mundial de la Juventud puesto que para ellos, debería ser aplicada, no sólo durante la realización de eventos especiales, sino que también para el resto del año, pues hay muchos trabajadores que salen a altas horas de la noche y no pueden volver a sus hogares, por lo cual muchos de ellos deben dormir en la calle para no perder sus fuentes de ingreso.
Viviane Da Silva, cajera de supermercado, demora todos los días cuatro horas para llegar a su casa y tiene que levantarse a las dos y media de la madrugada para llegar a su trabajo a las seis y media de la mañana. Para ella, la vida de los cariocas no es vida, pues si bien la mayoría están contentos por la realización de la Jornada Mundial de la Juventud, Copa del Mundo y Olimpíadas, no es justo que los ciudadanos paguen los costos de que la ciudad no esté preparada para realizar dichos encuentros.
Ella al igual que otros trabajadores, debido a la paralización del metro, tuvo que caminar kilómetros para poder llegar a otro punto de la ciudad, tomar un bus y dirigirse a la estación de tren que la lleve a su casa.
Fuente: teleSUR-MM - FC/25/07/13
Compilador. William Castillo Pérez 

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