viernes, 27 de julio de 2012



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Nuestro pueblo tiene una vocación pacífica, pero siempre sabrá defenderse


Versión de las palabras pronunciadas por el General de Ejército Raúl Castro Ruz en el Acto Central por el 26 de Julio en Guantánamo

Foto: Estudios Revolución
Nuestro pueblo tiene una vocación pacífica, pero siempre sabrá defenderse, expresó el General de Ejército Raúl Castro, al dirigirse a los guantanameros reunidos en la Plaza Mariana Grajales, en el acto central por el aniversario 59 de los asaltos a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes.

Después de la intervención de Machado Ventura en la clausura de dicho acto y aclamado por la población guantanamera, el compañero Raúl acudió al podio y señaló: "Yo no vengo a pronunciar un discurso, vengo a darles un saludo a todos los que están aquí y a todos los que están en la provincia de Guantánamo y en todo el país", y agregó a continuación: "Este ha sido un acto ejemplar, como debieran ser todos los actos, con una magnífica introducción de nuestros jóvenes artistas guantanameros y de todos los que están en esta tribuna, y solo duró 55 minutos".
Luego recordó las intensas jornadas que han caracterizado a estos días y manifestó: "Ya Machado explicó que en esta semana pasada hemos tenido una actividad muy intensa, no solo fueron tres discursos en cada uno de los eventos señalados por Machado, ahí no se pronuncian discursos, salvo en el Parlamento; los demás fueron discusiones, en algunos casos a calzón quitado, en el Consejo de Ministros, en el Comité Central, discutiendo y profundizando los mismos temas que después se fueron a legalizar en el órgano supremo del Poder del Estado, que es nuestro Parlamento, nuestra Asamblea Nacional".
Visiblemente emocionado, el Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros expresó que "sentimos un amor profundo por todo nuestro país, por toda América Latina, y naturalmente por aquellos lugares donde vimos combatir al pueblo, donde vimos caer a decenas de compañeros, donde vibra la tierra. Aquí tiembla la tierra, porque no tiemblan los hombres, y apostilló: "Eso es una guapería. ¡Ni los hombres, ni las mujeres, ni toda Cuba tiemblan! Ni los hombres ni las mujeres de toda Cuba tiemblan, y lo hemos demostrado en este más de medio siglo que llevamos en esta lucha".
Recordó que en esa tierra combatió junto a todos sus compañeros del Segundo Frente Oriental Frank País. Les comentó a los cubanos y cubanas que al acercarse a Guantánamo, estaba viendo con orgullo los cientos y cientos de kilómetros que caminó Fidel desde el desembarco del yate Granma, en Las Coloradas, hasta Guisa. También nosotros nos extendimos rápidamente con un frente que llegó a alcanzar 12 mil kilómetros cuadrados por el trabajo preparatorio de los guantanameros".
Después con el tono de su jocosidad dijo que "el año que viene cumpliremos 60 años del ataque al cuartel Moncada" y agregó: "Ese día pondremos a Machado a hablar en el Parlamento y yo hablaré en Santiago de Cuba", y recordó que antes del Moncada habrá que ir a la Marcha de las Antorchas con los estudiantes, con los heroicos estudiantes cubanos, desde la Colina Universitaria hasta la Fragua Martiana, el 28 de enero, como hizo la Generación del Centenario hace 60 años.
Raúl señaló la necesidad de seguir adelante en el cumplimiento de las tareas y señaló; "No voy a repetir lo que ya se ha planteado en el Congreso, en la Conferencia Nacional del Partido, en todas las actividades. ¡Hay que seguir! Hay que seguir adelante, al ritmo que decidamos los cubanos, sin prisa, pero sin tregua, poco a poco, poco a poco".
Como ejemplo de esa afirmación, recordó a los guantanameros que se continuará perseverando por ir cumpliendo todas las metas que en un momento fueron tal vez muy ambiciosas por el deseo de hacer cosas en beneficio de la población y de la Revolución, pero que se van planificando ahora, según las posibilidades de los recursos que tengamos.
El Primer Secretario del Comité Central del Partido subrayó que la dirección está al tanto de todos los problemas que confronta el país, que confronta la población: que los salarios están bajos, que hay muchas dificultades; pero mientras no se avance en la producción y en la productividad, empezando por aquellas tareas que están en la mano, que se pueden lograr, como es la producción de alimentos para ahorrarnos miles de millones de dólares de importación, no se podrán producir aumentos salariales.
Dijo que en un momento se les concedió a los maestros, no en la cantidad que hubiéramos deseado, pero se hizo algo. Los mismos médicos ganan muy poco. Así estamos todos, pero vivimos y mantenemos esta Revolución por más de medio siglo, que es la gran proeza del pueblo cubano.
Haciendo un recuento de nuestras luchas independentistas, Raúl describió la firmeza del pueblo, desde los iniciadores de la primera guerra por la soberanía del país en 1868; a los que combatieron en la Guerra Chiquita; a Martí, que no cejó a pesar de fracasos como los de la Fernandina, cuando perdió las armas que con tanto esfuerzo tabaqueros cubanos en Estados Unidos habían reunido, y desembarcó con Gómez por Cajobabo para la gesta de 1895, mientras por Duaba lo hacían Antonio y José Maceo, y Flor Crombet. Se refirió a la intervención norteamericana que no dejó que los mambises entraran victoriosos en Santiago de Cuba, iniciándose, desde el 1ro. de enero de 1899 un dominio total de los Estados Unidos.
Nos dejaron un himno, un escudo y una bandera, "eso fue suficiente para reconquistar lo demás", sentenció. Comentó que si se hace una comparación entre el último censo de población efectuado por la metrópoli española y el primero de los intervencionistas norteamericanos, aparece una considerable disminución de la población cubana.
Abundando en esa época de tanta subordinación de la burguesía al imperio, Raúl subrayó que fueron "¡sesenta años de dominio absoluto!, hasta el extremo de que la llegada del señor embajador de Estados Unidos era más importante que la elección de un presidente. Y era real, era más importante el embajador americano que el presidente de la República, y algunos periódicos en sus cintillos sencillamente ni el nombre decían, ni el país de donde procedía; sencillamente decían: "Llegó el Embajador", o sea, llegó el manda más, hasta que en una fecha igual, 60 años después, a la capital de la república —después de haberse combatido en todo el país en la lucha guerrillera o clandestina— llegaron los barbudos de Fidel y se acabó el relajo".
Comentó Raúl que ahora aspiran, con el apoyo de sus grupúsculos, a que suceda aquí lo de Libia, o lo que quieren hacer con Siria, pero advirtió que esta es una islita pacífica, que nos gusta bailar, hacer amistad con todos, incluyendo a Estados Unidos, pero es un pueblito rebencudo y si quieren confrontación es mejor que sea solo en el béisbol, o en cualquier otro tipo de deporte, donde a veces ganan ellos y a veces nos toca a nosotros, pero en lo demás no, que nos respeten.
No se puede dirigir el mundo, y mucho menos basado en la mentira repetida, al estilo del ministro de propaganda de Hitler. El día que quieran la mesa está servida, como ya se les ha dicho. Si quieren discutir, reiteró el Presidente de los Consejos de estado y de Ministros, discutiremos, sobre derechos humanos, democracia, sobre todos esos cuentos que han inventado en los últimos años. Vamos a discutir de todo, pero en igualdad de condiciones, porque no somos sometidos, ni títeres de nadie. Y convocó, además, a debatir los problemas de sus aliados, de la Europa occidental, fundamentalmente.
Mientras tanto, aquí estamos con más cosas o menos cosas, pero siempre con la caballería lista por si acaso. Y acotó, sin embargo, que "una vez más proclamo aquí nuestra vocación pacífica. No tenemos ningún interés en hacerle daño a nadie pero nuestro pueblo sabe defenderse, aquí no hay que decirle a nadie lo que tiene que hacer".
Y concluyó: "en nombre del compañero Fidel y de todos los dirigentes del país, algunos de los cuales están aquí —ya Machado lo dijo—, un abrazo a todos los guantanameros y guantanameras".

Fuente: Granma 27/07/2012
Compilador. William Castillo Pérez

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